Algunos cambios en la dinámica diaria del niño (mudanzas, separaciones, cambios de colegio, etc.) pueden generarles variaciones emocionales fuertes, pero no tienen que ser vistas como una depresión inmediatamente
La psicóloga María Antonieta De Oliveira acompañó a 500 lectores de El Pitazo en el forochat del viernes 18 de febrero. Durante el evento, realizado a través de WhatsApp, la también especialista en desarrollo infantil habló sobre la depresión en los niños y cómo abordarla correctamente como padres.
De Oliveira recordó que la depresión es un trastorno del estado de ánimo cuyas principales características son la tristeza, el desánimo y la irritabilidad durante un periodo prolongado de tiempo. Sin embargo, existen síntomas adicionales asociados a este estado, que solo puede diagnosticarse como tal cuando al menos cinco de ellos se presentan:
- Cambios en el estado de ánimo.
- Disminución del interés.
- Desórdenes alimenticios.
- Trastornos del sueño.
- Cambios en la energía.
- Sentimientos de inutilidad y culpa excesiva.
- Dificultades de concentración.
- Pensamientos autodestructivos.
No obstante, la psicóloga aclaró que no cualquier cambio emocional en los niños y adolescentes puede considerarse depresión.
“Durante el desarrollo evolutivo del niño se pueden observar estados emocionales que forman parte de sus miedos, pueden generar episodios de ansiedad y preocupación, pero no son depresión. La clave para identificar la normalidad de estos estados es que no sean extremos ni persistentes”, agregó.
De Olivera también señaló que no debe confundirse la depresión con el miedo o la ansiedad. Primero, porque el miedo es una respuesta emocional ante una amenaza inminente (real o imaginaria); segundo, porque la ansiedad es una respuesta anticipatoria a una amenaza futura y, cuando es grave, se considera como un trastorno aparte; y tercero, porque ambos estados sí que pueden considerarse síntomas de una depresión, pero solo si son constantes y excesivos.
Claves para padres: Qué hacer cuando un niño tiene depresión
- Brindarle apoyo y hacerle entender al niño que estás ahí para acompañarlo.
- No darle consejos o intentar convencerlo de salir de ese “estado de tristeza o depresión” a la fuerza. Busca ayuda.
- No abrumarlo con preguntas o sermones sobre su estado de ánimo.
- Validar sus emociones y darle importancia a lo que te cuenten. No minimizar sus problemas.
- Ayudarlo a solucionar problemas pequeños, paso a paso, ya que esto le dará herramientas para manejar mejor la frustración.
- Mantener una buena comunicación con el niño, interesándote en su vida y siendo asertivo.
Por último, la especialista dictó algunas herramientas sobre cómo prevenir la depresión infantil y adolescente, debido a que esta es la mejor manera de evitarla. Entre sus recomendaciones mencionó que los padres deben estar presentes en la vida de sus hijos y desarrollar un apego seguro con ellos. Esto se logra mediante una buena comunicación y compenetración emocional, interesarte en la vida y actividades del joven, buscar espacios en común para compartir, conocer el entorno en el que se desenvuelve el niño, así como evitar las etiquetas.
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